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En el casino

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Nunca había sido una persona de juegos y apuestas, sin embargo, ese sábado caí gracias a la insistencia de mi amigos, que tras un largo rato en la discoteca nos habíamos quedado sin dinero, y lo poco que nos quedaba, decidimos gastarlo en juegos.
Al llegar allí, todo estaba lleno de hombres y mujeres mas mayores que yo, mis amigos fueron directos a la ruleta rusa, yo, medio asustado les seguí.
Tras un rato mirando como jugaban, me entraron ganas de ir al baño, pero como no sabia donde estaban., me acerqué a la barra a preguntar.

Me quedé un rato esperando a que me atendieran, cuando unas palmaditas en el hombro hicieron que me girara.

Era una mujer mayor, muy maquillada y de esas que van muy repeinadas.
Sus enormes joyas asomaban por sus muñecas, y dos esmeraldas colgaban de sus orejas.
Sonriendo, me dijo que nunca había visto a un jovencito tan guapo por allí y se ofreció a invitarme a tomar algo con ella y charlar.

Su nombre era Alicia, tenia 72 años y estaba viuda. Mientras daba un trago a mi copa, y tocando mi pierna, me insinuó que hacia mucho tiempo que no tenia relaciones sexuales y que estaba dispuesta a pagar a alguien tan guapo como yo.
Me quedé extrañado y sinceramente me dio algo de asquito que una mujer más mayor que yo me insinuara sexo a cambio de dinero.

Siendo lo más amable posible, sonreí, le agradecí su propuesta y se la negé. Me terminé mi copa y me fui al baño.
Estaba bastante borracho, y mientras pensaba en lo que me había acabado de ocurrir, me desabrochaba el botón de mi pantalón.

Noté una mano fría como introducía un papel en mis calzoncillos, me gire y vi a Alicia hay detrás.
Me había metido un billete de alta cantidad y me dijo que seria parte de lo que me daría si la hacia un favor.

Me quede en silencio, y ella ni corta ni perezosa, se desabrocho el abrigo, dejando ver sus enormes pechos.
Era increíble, Alicia no llevaba nada debajo del abrigo mas que un sostén.

Se sacé los pechos por encima del sujetador y a duras penas se puso de rodillas frente a mi, cogiendo mi pene y poniéndoselo en medio de ellas.
Las tenia calientes, sudadas y facilitaban la cubana que me estaba haciendo.
Realmente lo estaba haciendo bien, y lo que al principio no se levantaba, se puso erecto tras las sacudidas que Alicia me estaba dando.
Me masturbaba y se la metía en la boca como una gran profesional.

Olvidé su edad, y cerrando los ojos me deje llevar hasta correrme en sus pechos.
Se levantó y me metió otro billete en el calzoncillo donde ponía su numero de teléfono.

Obviamente, la volveré a llamar.

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